El secuestro emocional
Cuando sufrimos un secuestro emocional, reaccionamos de forma automática a estímulos externos que nos tocan algo doloroso de nuestro sistema emocional.
No se puede controlar y es difícil salir de un secuestro si no le ponemos conciencia o si no damos luz a esas partes dolorosas de nuestra psique.
En este secuestro, toda nuestra atención se encuentra dirigida a nuestras emociones, muchas veces desbordadas, e impidiéndonos racionalizar la situación.
Es como una tormenta que viene y te arrastra, sin poder salir de ella y sin saber cómo hacerlo si no disponemos de los recursos emocionales adecuados.
Los secuestros emocionales nos llevan al pasado, reviviendo en el presente algo inconcluso que no se terminó de cerrar y que nos impide vivir en el ahora.
Estamos en todo momento viviendo en la tormenta aunque ésta ya no está presente.
Es tal el desbordamiento emocional que podemos tener ansiedad, angustia, dolores físicos, mareos, falta de respiración, irritación, sensación de estar perdid@, no poder pensar en otra cosa, no poder continuar con la rutina diaria...
¿Qué podemos hacer?
- Volver al aquí y ahora. Concentrarse en lo que hay a nuestro alrededor: un sofá de color amarillo, un cuadro con flores, la pared de color azul... La atención plena externa hará que salgas de esa nube que te impide ver lo que hay a tu alrededor.
- Hacerte un chequeo físico - atención plena interna: ¿cómo se encuentra cada parte de tu cuerpo? Empezamos por los pies, las piernas, las rodillas, las caderas... Y acabando por tu cara.
- Si hay alguna zona de tu cuerpo que requiere o necesita atención, ¿qué puedes hacer para calmarla? Por ejemplo, me duele la espalda. ¿Qué necesita? Estirarla, darle un masaje, una esterilla, una ducha...
No es fácil. A veces se necesita de ayuda externa para salir de un secuestro emocional que puede durar bastante tiempo.
Aún así, acuérdate de estos tips que te ayudarán a calmarte y recuperar el control y tu poder personal.
Sandra Gamero
Terapeuta Gestalt & Consteladora familiar